HISTORIA DE LA PARROQUIA
La parroquia de Fátima casi nació al mismo tiempo que el barrio de las Casas Baratas, enmarcado en la red de barrios de la entonces Obra Sindical que pretendía realizar actuaciones particulares en la periferia de la ciudad, atendiendo al crecimiento y demanda de viviendas económicas que Albacete exigía en los comienzos de la década de los 50, momento de la creación de la diócesis.
Fátima forma parte del primer conjunto de las cuatro parroquias primeras que el Obispo Tabera va a crear, con una clara visión de futuro de lo que sería la expansión urbanística de la ciudad (La Asunción, el Buen Pastor, el Pilar y Fátima). Tres de las mismas muy relacionadas con los barrios de expansión o, al menos, con líneas claras de extensión de la ciudad.
En el mismo decreto de creación se dice: “Esta necesidad (de crear nuevas parroquias) se hace sentir más en la capital, que ha tenido en estos últimos años un rapidísimo crecimiento, llegando a contar con un número de fieles exorbitante para las cuatro únicas parroquias existentes.
Fátima se crea con esta advocación “como agradecimiento a las visitas que a la diócesis ha hecho su imagen y como recuerdo a la consagración de la diócesis a su Purísimo Corazón en la iglesia nueva del Barrio Sindical” (BOE nº8 pp.389-390, 1951)
Los límites de dicha parroquia quedaban así: “desde el confín del término municipal, por la carretera de Barrax y paseo de la Feria en sus lados de la derecha hasta la calle de Joaquín Quijada (esta calle números del lado izquierdo) hasta la de Dr. Fleming. Esta calle (lado izquierdo) hasta Octavio Cuartero y siguiendo esta calle y la de Rios Rosas (números del lado derecho) hasta el confín”. La parroquia sufrirá modificaciones posteriores sobre todo con la creación de la parroquia de Santa Teresa, que se hará a expensas de territorios primitivos de Fátima, al igual que ocurrirá con la creación de la parroquia del Espíritu Santo y Sagrado Corazón.
El barrio, donde estaba ubicada la parroquia en los años 50 era un barrio compuesto por gentes modestas, muchas de las cuales necesitaban ayuda para cubrir sus necesidades. De aquí, que en la parroquia, como en otras de la ciudad, sobre todo periféricas, tuvieran que funcionar las instituciones de caridad más o menos organizadas.
El panorama del barrio y de la parroquia en la década de los 50 está registrado en un documento que el párroco D. Manuel Ballesta, elabora en 1956 con motivo de la visita pastoral del obispo. Se calculaba que, por entonces, la feligresía era de 11000 almas, aunque se reconoce que va aumentando el barrio. Se constata que el grado de instrucción religiosa es deficiente, sobre todo en las familias obreras, la mayoría de las del barrio. Las causas de dicha carencia se debía a la escasa atención que se les prestó hasta la creación de la parroquia y a su procedencia migratoria de pueblos con gran ignorancia religiosa. El clima sociológico de la parroquia, según el mismo informe, era obrero, había muchos pobres por la escasez de trabajo. El informe de la parroquia termina con estas palabras pesimistas, pero llenas de realismo: “ La pobreza y miseria en que se encuentra gran numero de feligreses que viven una vida triste y preocupados por su difícil situación. El estar muy extendida la feligresí impide un contacto más frecuente del párroco con los feligreses”.
Hay que traer a la memoria de forma muy significativa el centro de mujeres de acción católica que se constituye en la parroquia el día 28 de octubre de 1951, que contaría en 1956 con 181 asociadas.
No olvidemos tampoco las Conferencias de San Vicente de Paúl con su intensa tarea asistencial hasta que Cáritas consiga su pleno desarrollo con quien trabajaría en estrecha colaboración. Hemos de mencionar también la Asociación de Caridad de Fátima. Todas ellas reflejan la viva preocupación de ayuda por parte de la parroquia al barrio, apremiado por las necesidades en aquellos difíciles años.
La presencia de las religiosas del Santo Ángel, Trinitarias y Presentacionistas han constituido una riqueza imponderable en la vitalidad de la parroquia.
En la continuidad del tiempo, a partir del Vaticano II surgen órganos colegiales de pastoral y se potencian los grupos de catequesis, cursillos prematrimoniales, pastoral de los enfermos, grupos de jóvenes, grupos de formación y asimismo liturgia, y cáritas. El consejo de pastoral parroquia coordina en unidad a los diversos grupos y el consejo de economía realizó con la colaboración de los fieles numerosas obras que hacen de la parroquia hoy un lugar “cálido” que anima asu numerosa participación.
Un testimonio, recogido en los trabajos presentados para el certamen literario conmemorativo del cincuentenario de la parroquia resume “ el alma” transmitida por la parroquia:
Los sacerdotes que han regentado la parroquia de Fátima en sus años de existencia han sido, en distintos cargos, diecisiete. De ellos 5 han sido párrocos, 8 coadjutores o vicarios parroquiales y tres como adscritos. Los cinco párrocos han sido por orden cronológico:
D. Manuel Ballesta (desde 1951 a 1963)
D. Narciso Baguña (desde 1963 a 1972)
D. Andrés Honrrubia, como vicario (de 1965 a 1972) y como párroco (1972 a 2001)
D. Francisco San José (desde el 2001 a 2016)
D. Pedro Roldán (desde 2016...)
Como vicarios parroquiales y coadjutores:
D. Enrique García Lorente ( desde 1954 a 1960)
D. Ignacio Escribano ( desde 1958 a 1960)
D. Arturo Pontones (desde 1960 a 1962)
D. Pedro Bodenstaff (desde 1961 a 1962)
D. Juan Miguel Romero (desde 1960 a 1962)
D. Agustín Serrano (desde 1962 a 1972)
D. José Luis Miranda, adscrito (desde 1972 a 1973)
D. José Antonio Roldán, adscrito (desde 1972 a 1974) y vicario (desde 1974 a 1989)
D. Jesús Rodríguez Torrente (desde 1989 a 1998)
D. Lorenzo Mora, adscrito (desde 1996)
D. Pedro Roldán (desde 1998 a 2016)
D. Ignacio Requena ( de 2016 a 2017)
D. Juan Manuel Sánchez (desde 2019...)